Nuevo disco Después de tres años de silencio y álbumes de rumbo confuso, la banda mexicana se llena de gloria con 45
Ana María Parra A. | aparra@nacion.com
Es felino, pero tiene el proceso de un ave mágica. Sí, Jaguares, con 45 –su sexto álbum–, renace de las cenizas como un fénix para resarcirse de Crónicas de un laberinto (2005) que dejó , hace tres años, el paladar un tanto inconforme.
Tres años de espera, y un cambio de sello discográfico –del que fuera Sony Music a EMI– valió la pena. Este 45 es por mucho uno de los mejores álbumes de la banda surgida a mediados de los años 90, tras la muerte de Caifanes.
Saúl Hernández y compañía reaparecen entrando a las filas de algo más cercano al rock puro que al pop, a las canciones difusas y a la voz, audiblemente lastimada de Saúl en el Crónicas de un laberinto , un álbum que desencantó a muchos fans, y a los no tanto, que respetaban al grupo.
Millones de pobres. Logra, ¡al fin!, Jaguares la medida exacta entre el contenido social que tuvo Caifanes y el tema de lo espiritual, las relaciones de pareja, los mundos mágicos y las letras volátiles en este 45 .
Este sexto álbum parece retomar todo lo bueno de El equilibrio de los jaguares (1996), el álbum dos del compilado Bajo el azul de tu misterio (1999) y el Cuando la sangre galopa (2001) que es considerado por muchos como una obra maestra del rock en español.
Tintes de lo etéreo y referencias a mundos paralelos y senderos espirituales-mágicos, casi una firma de Saúl, aparecen en Visible , Píntame y Viajando en el tiempo .
Desde el nombre del álbum queda claro que Jaguares regresó tras tres años de ausencia con la garra bien firme: 45 hace referencia a los 45 millones de pobres en México.
“(Bautizaron el disco como 45 porque) el desconocimiento es una manera de controlar al pueblo, tenerlo mal informado, mal educado. Si las cosas fueran diferentes, tendrían a un pueblo libre que puede tomar sus decisiones y ejercer sus derechos. Mientras haya más ignorancia en la sociedad es más fácil controlarla y eso lo saben muy bien los líderes”, ha dicho Saúl Hernández en declaraciones a varios medios extranjeros.
Este disco da un giro delicioso incluso en las líricas. De hecho, canciones como Un mal sueño son una rareza en la forma de escribir de Saúl Hernández porque es directa, pone el dedo en la herida: Tienes dinero, postúlate / aquí no importa la educación / reparte dinero a granel y estarán lamiéndote los pies / luego robatelo todo ...
Lo único en común entre este 45 y el “extraño” Crónicas de un laberinto es que fue en ese álbum que Saúl Hernández incluyó, para Jaguares, temas que se referían abiertamente a la situación política de México. ¡Algo bueno bueno, al menos a manera de empujón, dejó aquel laberinto!
Desde que fue cantante de Caifanes, Saúl Hernández siempre fue un activista, pero con este 45 la banda Jaguares amarra con mayor claridad su trabajo por el bienestar social, no solo humano sino también animal. Paralelo al lanzamiento de este disco, los Jaguares trabajan aún más duro con organismos internacionales como Amnistía Internacional y les han puesto ganas a su causa por la investigación y el rechazo de los asesinatos a las mujeres de Ciudad Juárez.
Con entrañas. Si algo está claro, hasta para los mismos jaguares, es que este álbum buscó un sonido enérgico, ya no más melancólico y lánguido. Este disco está hecho desde las entrañas, algo que se había perdido en el último trabajo de la banda.
Los problemas sociales, las relaciones humanas entre pareja, la búsqueda del ser interior siguen siendo una preocupación de Saúl. Recuperar la fe en uno mismo, no dejarse convertir en una sociedad vacía que olvida sus raíces es parte de lo que el contenido de las letras va contando en pasajes, algunos, hasta épicos ( Y volví para creer ).
Pero lo sabroso de 45 es su sonido; Lobo , por ejemplo, empieza con un gran despliegue de guitarras, pero tiene un intermedio que incluye una sección de cuerdas. Es como un remanso de gran creatividad.
Jaguares plantea verdaderos contrastes, no solo en la lírica sino también en lo sonoro en Lobo . Van de lo crudo a lo sutil.
Fundamental en este álbum es una resta: no más percusiones latinas como sí sucedía antes en Jaguares. Lo que ahora hay, como en una suma, son teclados aunque no se roban el show pues no pasan a primer plano.
Si algo causa gran alivio en 45 es escuchar la voz de Saúl Hernández menos lastimada que en el Crónicas... El tiempo de descanso lo ha llevado a combatir de forma más efectiva los tumores en las cuerdas vocales; esa dolencia suya –que le dolía también a la gente al oírlo cantar– lo llevó quizás a componer en tonos más altos: Alquimista es un buen ejemplo de eso, y con esta canción el disco abre dejando oír a un Saúl de voz clara, firme y sana.
Un Caifán-Jaguar. El peso de las cuerdas puede tranquilizar, y volver a enamorar, a los seguidores de Jaguares.
Aquella fuerza en 45 tiene que ver con Diego Herrera, uno de los miembros originales de Caifanes. Él conoce al dedillo la fórmula que hizo de Caifanes, a la que aún se le compara y hasta extraña cuando se habla de Jaguares, la banda líder en el movimiento del renacimiento del rock mexicano en los 80.
Herrera parece haber tejido en 45 el enlace perfecto entre lo que fue Caifanes y el actual Jaguares, un enlace que no había estado muy claro en los últimos dos discos de los Jaguares. Diego Herrera abandonó a los Caifanes tiempo después que lo hiciera el muy conocido bajista Sabo Romo.
Temas como A través de la pared , el track siete del 45 , son clarísimos en el manejo fuerte de las cuerdas y exquisito en términos del uso, no excesivo sino en la medida correcta, de efectos de estudio.
Así, 16 años después de haberse divorciado Herrera de Caifanes vuelve a trabajar al lado de Saúl Hernández, pero el 45 deja algo muy claro: Jaguares no es una continuación de Caifanes, pero parece que, al fin, es posible saborear no un clon, sino más bien una célula madre, que tras años de hacer intentos dio un fruto independiente en sonido, pero heredero en contenido, un punto que, en tiempos escasos de conciencia, paz, amor, solidaridad y pudor, se agradece.
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