domingo, 28 de junio de 2009

En el Vive Latino, la irreverencia de 64 mil se trasformó en alegría

Jorge Caballero

La irreverencia, el desenfreno, la energía, la vitalidad y el frenesí de 64 mil asistentes al Foro Sol se transformó en alegría en el décimo aniversario del festival Vive Latino, edición 2009, en el que, en estricto orden de intensidad/protagonismo, aparecieron Kynky, San Pascualito Rey, Inspector, Los Gatos, Mongol Gol Gol, Los Bunkers y Playmobil Project, quienes hicieron las delicias de esta fiesta musical.

El toque político lo dieron los Jaguares, al referirse a la declaración del Presidente aparecida en la portada de la edición de ayer de La Jornada, acerca de que los jóvenes se drogan porque no creen en Dios. Saúl Hernández, vocalista de la banda, dijo: “Estos dichos reflejan el abismo que existe entre la sociedad y las autoridades”.

Por su parte, César López, El Vampiro, guitarrista de la agrupación, señaló que la frase “supera todo lo que dijo Fox durante su sexenio”.


Noche de sorpresas

La gran sorpresa, sin duda, fue San Pascualito Rey, quien presentó a Alejandro Otaola como integrante de la banda; además, Pascual, el vocalista, anunció la presencia –“desde su gira 20-20”– de Rubén Albarrán de Café Tacvba”, lo que elevó hasta la estratosfera el ánimo del respetable. La intervención de Rubén se dio cuando interpretaron, trenzándola/hilvanándola, La chilanga banda, lo que exacerbó el ánimo ad infinitum.

El primer gran momento de la tarde fue protagonizado desde que el rockabilly de Los Gatos llegó al escenario principal; la fiesta preludiaba un gran ambiente. El proyecto de Micky Huidobro, Mongol Gol Gol, prolongó la sensación de fiesta, pues sus integrantes –de los grupos Molotov, Tanke, Yokosuna y Finde– cautivaron a los presentes. El ska de Inspector comenzó con la canción Amnesia, que se reunió la mayor cantidad de gente, dejando los tres escenarios alternos semivacíos.

Se pudo ver cómo llegaban, eskankeando, las hordas de jóvenes al escenario, donde Inspector y Big Javi se discutían con una versión skasera del gráfico bolero Bésame mucho –y algunos de los asistentes así lo hicieron. Tocaron también otros de sus sonados temas logrando un majestuoso slam-dance.
En el escenario principal apareció Los Concords, otro grupo integrado por músicos de diferentes bandas, pero resultó un padecimiento musical, pues su vocalista, Leonardo Lozane, en todo momento estuvo chamaqueando al público. La mayor ovación les llegó cuando el carilindo se despojó de la playera y enseñó el torso; eso sí, provocó enormes aplausos. Además, homenajearon a Michael Jackson con unas estrofas de Billie Jean, lo que también les redituó una ovación.

En el escenario rojo ya habían actuado la revelación Un mexicano enojado; Casino Lemons, y la gran decepción, Niña Dioz quien, con lenguaje limitado, apostó todo a su belleza y salió raspada, aburriendo al público.

Satin Dolls, Fratta y SimplyFires salieron airosos en sus presentaciones.

Enjambre y Monocordio hicieron las delicias en el escenario azul, mientras los chilenos Bunkers, con sus pocos pero sólidos argumentos musicales, deleitaron al público hasta hacerlo saltar. Con sus contados éxitos hicieron que los asistentes sacaran su romanticismo con Y volveré, éxito de Los Ángeles Negros. Cerraron su actuación con Llueve sobre la ciudad, pero a pesar de que estuvo presente toda la tarde, la lluvia nunca cayó.

Kinky fue exactamente la mejor propuesta musical. Irrumpió en el escenario con su éxito Bailar hasta quemarnos; su sonido electrónico, fusionado con acordeón, cuerdas y batería, llenó de una magia especial el ambiente del Vive Latino. Se vivió un ambiente realmente de festival, pues pusieron a bailar, saltar y palmear a todos los asistentes; los escenarios alternos estaban prácticamente vacíos.

A continuación llegó al escenario principal el rock galáctico de Zoé, de quienes se confirmó por qué su poesía los hace una de las bandas más exitosas entre los jóvenes. Éxitos como Vía láctea, Dead y Love estuvieron acompañados con un impresionante coro; el público estaba feliz.

El punto medio no existió, únicamente hubo punto alto en la actuación de Zoé.

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