sábado, 15 de noviembre de 2008

Rugen cachorros de Jaguares


Gabriel Medina Arenas

La hija de Saúl Hernández y el hijo de Alfonso André compartieron el escenario con sus padres en dos momentos distintos del show que ofrecieron en el Auditorio Nacional

Foguear a las nuevas generaciones y pasarles la estafeta es algo importante para Jaguares. Por lo menos así lo dejaron entre ver en su concierto del jueves en el Auditorio Nacional, al que Saúl Hernández y Alfonso André, vocalista y baterista del grupo, respectivamente, decidieron invitar a sus hijos a tocar con ellos.

El público, conformado casi por 10 mil almas, celebró en grande con sus voces y sus palmas la presencia de estos “cachorros” del rock. Primero fue el turno de Zoey, la hija de Saúl, quien cantó, un tanto tímida, Píntame.

“Esta canción está dedicada a todos tus hijos raza, a todos los que tengan hijos canten con nosotros por favor. El mensaje más importante es que debemos dejar que ellos nos pinten el camino, tal vez tú como adulto ya perdiste la ilusión y tu capacidad de asombro ante la vida, pero los niños siguen teniéndola, así que deja que ellos te guíen”, externó Saúl antes de cantarla y que su fiel público le respondiera con una ráfaga de aplausos.

Más adelante, Julián, hijo de Alfonso André, demostró que heredó la habilidad de su padre en la batería, y aunque estaba visiblemente nervioso, ejecutó casi a la perfección Cuéntame tu vida, que vino después del primer encore, del show que duró dos horas y media.

Los fans del grupo gozaron de principio a fin el concierto, sobre todo gracias a la intervención del ex Caifán Diego Herrera y a los hits de Caifanes, como La negra tomasa, que tocaron casi al final del recital rockero y que puso a bailar a ritmo de cumbia-rock a todos los presentes.

El tecladista lució muy contento y aunque ya no es el mismo joven que inició en el grupo de Caifanes en 1987, bailó con la energía de un veinteañero.

A pesar de que la voz de Saúl Hernández ya refleja el paso del tiempo, cantó con entrega y lució orgulloso las canas que le han dado los años.

Nubes fue otra de las canciones más aplaudidas de la noche, y en ella César Vampiro López tocó su guitarra con maestría, logrando que lo imitaran los fans, quienes tomaron el instrumento imaginario en sus manos y rasgaron apasionados sus cuerdas. Tampoco faltaron quienes simularon los slaps de Marco Rentería al bajo, quien hizo un impresionante solo casi al final del concierto.

Al escuchar las primeras notas de Mátenme porque me muero la gente saltó de sus asientos, como éstos tuvieran integrados un resorte. Miedo funcionó como un interruptor para encender los ánimos de los asistentes que bailaron y cantaron como adolescentes, a pesar de que muchos de ellos pasaban de los 30 años.

Fue impresionante escuchar a casi 10 mil “coristas” al inicio de La célula que explota, que Saúl tocó ayudado por su fiel guitarra acústica. “Es un placer ver este recinto hasta la madre”, gritó el vocalista de la banda emocionando a los presentes.

Uno de sus hits que más prendió a la audiencia fue Detrás de los cerros, que demostró que aunque tal vez Jaguares siempre sustentará su éxito en canciones de Caifanes, si han logrado componer algunos éxitos desde la formación de este grupo en 1995.

Ya que Jaguares es un grupo miembro de Amnistía Internacional, Saúl invitó a la gente a unirse a su lucha por el respeto a los derechos humanos.

“Este ejército de la luz lo armas tú, allá afuera hay gente de Amnistía Internacional para los que no saben qué es, acérquense”, dijo entusiasmado en el escenario, que en ambos costados tenía dos mantas de esta organización.

Para colocar en la mente y el corazón del público sus nuevas canciones, Jaguares tocó gran parte de los temas contenidos en su disco más reciente, titulado 45. Algunas de ellas fueron Alquimista, Lobo y Entre tus jardines, que fueron bien recibidas por los fans más fieles, pero el resto se limitó a aplaudirlas de manera un tanto tibia.

“No hay energía en este mundo más poderosa que el amor, vamos a transformarnos”, dijo Saúl antes de cerrar con broche de oro el concierto, con Quisiera ser alcohol, que fue cantada por prácticamente todos los presentes.

La hija de Saúl Hernández y el hijo de Alfonso André compartieron el escenario con sus padres en dos momentos distintos del show que ofrecieron en el Auditorio NacionalFoguear a las nuevas generaciones y pasarles la estafeta es algo importante para Jaguares. Por lo menos así lo dejaron entre ver en su concierto del jueves en el Auditorio Nacional, al que Saúl Hernández y Alfonso André, vocalista y baterista del grupo, respectivamente, decidieron invitar a sus hijos a tocar con ellos.

El público, conformado casi por 10 mil almas, celebró en grande con sus voces y sus palmas la presencia de estos “cachorros” del rock. Primero fue el turno de Zoey, la hija de Saúl, quien cantó, un tanto tímida, Píntame.

“Esta canción está dedicada a todos tus hijos raza, a todos los que tengan hijos canten con nosotros por favor. El mensaje más importante es que debemos dejar que ellos nos pinten el camino, tal vez tú como adulto ya perdiste la ilusión y tu capacidad de asombro ante la vida, pero los niños siguen teniéndola, así que deja que ellos te guíen”, externó Saúl antes de cantarla y que su fiel público le respondiera con una ráfaga de aplausos.

Más adelante, Julián, hijo de Alfonso André, demostró que heredó la habilidad de su padre en la batería, y aunque estaba visiblemente nervioso, ejecutó casi a la perfección Cuéntame tu vida, que vino después del primer encore, del show que duró dos horas y media.

Los fans del grupo gozaron de principio a fin el concierto, sobre todo gracias a la intervención del ex Caifán Diego Herrera y a los hits de Caifanes, como La negra tomasa, que tocaron casi al final del recital rockero y que puso a bailar a ritmo de cumbia-rock a todos los presentes.

El tecladista lució muy contento y aunque ya no es el mismo joven que inició en el grupo de Caifanes en 1987, bailó con la energía de un veinteañero.

A pesar de que la voz de Saúl Hernández ya refleja el paso del tiempo, cantó con entrega y lució orgulloso las canas que le han dado los años.

Nubes fue otra de las canciones más aplaudidas de la noche, y en ella César Vampiro López tocó su guitarra con maestría, logrando que lo imitaran los fans, quienes tomaron el instrumento imaginario en sus manos y rasgaron apasionados sus cuerdas. Tampoco faltaron quienes simularon los slaps de Marco Rentería al bajo, quien hizo un impresionante solo casi al final del .......

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